Primer post escrito en el viaje...
Son poco más de las 6:30 de la mañana en Manila y estamos haciendo tiempo en el aeropuerto antes de coger el vuelo que nos lleve a la paradisíaca isla de Boracay.
Ya han transcurrido 24 horas desde que despegamos de Madrid. El vuelo salió con una hora de retraso, pero al llegar a Shanghái sólo habíamos perdido 30 minutos sobre el horario planificado, así que nos arriesgamos a realizar una visita relámpago a la zona de rascacielos de esta ciudad china.
Tomamos el tren Maglev, que se pone a 300 Km/h para ir del aeropuerto al centro, y tras montar en el metro, llegamos al centro
financiero.
Es impresionante estar ahí...
Con el tiempo muy justo decidimos subir al Financial Center Tower. Un ascensor te sube a más de 400 metros de altura en apenas un minuto. Increíble. Y las vistas, excepcionales.
Me hubiera estado horas allí haciendo fotos, pero el tiempo iba en nuestra contra, así que volvimos al aeropuerto.
Lo malo es que perdimos el último Maglev, y el metro es considerablemente más lento.
Para colmo, a tres paradas de llegar cancelaron la línea y ya solo quedaba la opción de coger un taxi. Por suerte para nosotros, pudimos compartirlo con otras dos personas, porque andábamos muy justos de yuanes. De hecho, nos faltaban 4 yuanes a cada uno, pero uno de los chicos que compartía taxi con nosotros los pagó. ¡Gracias, amable desconocido!
Tras estos contratiempos, llegamos al aeropuerto justo cuando se abría el embarque a nuestro vuelo. ¡Prueba superada!
Ahora, vamos a Boracay. Escribiré desde allí, espero...
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