Tras un montón de horas y la pequeña aventura en Shanghái, por fin llegamos al primer destino del viaje: la pequeña isla de Boracay.
Esta isla está pensada única y exclusivamente para el turismo de playa: hoteles más o menos lujosos (en función del presupuesto, hay para todos los bolsillos), tiendas, bares y restaurantes a escasos metros de la playa...
En fin, lo ideal para relajarse...
Nuestra llegada a la isla consistió en aterrizar en Caticlán, ir al puerto y coger un pequeño barco hasta Boracay. Una vez en la isla nos montamos en un triciclo motorizado para llegar al hotel donde hemos dormido estas dos noches.
No hay coches, todo está lleno de motos, triciclos y pequeñas furgonetas, pero el tráfico es realmente caótico.
Tras dejar las cosas en el hotel, fuimos a la playa:
Estábamos tan cansados que nos dormimos en cuanto nos tumbamos sin apenas darnos cuenta...
Después, un paseo por la playa admirando las tonalidades que iba tomando el cielo a medida que el Sol se ocultaba tras el horizonte:
Nuestro segundo día en Boracay amaneció nublado y con chubascos cada poco tiempo. Pero aun así nos pasamos todo el día entre paseos, baños y tomando algo de vez en cuando...
Hoy ha amanecido muy soleado, hemos madrugado para venir otra vez a la playa antes de irnos, ya que hoy pasaremos la mayor parte del día viajando: un vuelo de Caticlán a Cebú y un ferry entre Cebú y Tagbilarán. Mañana veremos las famosas "Colinas de chocolate". ¡Hasta el próximo post!
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