La idea original de aquel día era desayunar e ir a echar un vistazo al zoco de Agadir, que estaba cerca de nuestro hotel, para luego regresar y ver algo de la ciudad.
Con eso en mente, ni siquiera me llevé a primera hora mi cámara de fotos. Aunque, como tantas veces, una cosa es lo que se planea y otra lo que finalmente ocurre.
El sitio pensado para desayunar estaba cerrado, así que improvisamos en el primer sitio que encontramos que nos daba desayuno. Y luego, la visita al zoco se alargó hasta el tedio, una vez más... No entiendo la obsesión de mis amigos con pasar horas y horas en los zocos viendo una y otra vez las mismas mercancías... Así que, finalmente, tuvimos que cancelar ver Agadir, porque el tiempo se nos echaba encima: esa tarde teníamos reservado un paseo a caballo en Essaouira, y no podíamos llegar tarde, so pena de perder la reserva.
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La única foto que tomé en Agadir: el infame lugar de entrada al zoco (que queda a mi espalda) |
Así que, tras pasar la mañana en el zoco de Agadir, pusimos rumbo a Essaouira. A la hora de comer paramos en una especie de área de descanso que vimos, y tomamos algo rápido. A partir de ahí, yo continué conduciendo y Araceli se subió a la moto de Rober.
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Paisajes atlánticos entre Agadir y Essaouira |
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Una bonita playa desierta |
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Los moteros frente al Atlántico |
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Ara junto a una desvencijada moto que estaba en aquel lugar |
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Rober en su moto |
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Las chicas posando con las motos frente al Atlántico |
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Foto de grupo en la costa atlántica |
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Rober |
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Euge |
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Euge volando |
Paramos en una icónica vista costera, y, como había cierta prisa, seguimos adelante. Y aquí sucedió algo: en un tramo de carretera con línea continua, un coche muy lento me dio paso, y como había visibilidad, lo adelanté. Mala decisión: unos metros más adelante me esperaba la policía.
La policía nos paró y me explicaron que, por adelantar en línea continua me multaban con 200DH (unos 20€), que, muy nervioso, pagué sin rechistar. Lo peor de aquello es que nos hicieron perder mucho tiempo.
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Ara posando junto a un camello mientras yo estaba hablando con mis amigos policías |
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Haciendo tiempo mientras yo saldaba cuentas con la policía |
En cuanto nos pudimos poner de nuevo en marcha, tuvimos otro contratiempo: íbamos por una carretera de montaña, sin posibilidad de adelantar y, delante nuestro, un camión a una velocidad de 20-30 Km/h... Y después de la experiencia anterior, yo no me la iba a jugar otra vez.
Así que, a Essaouira llegamos con una media hora de retraso... afortunadamente nos dio tiempo a llegar al apartamento y a la excursión a caballo.
Como decía, llegamos apurados, pero llegamos. Euge y yo fuimos al apartamento, mientras Rober hablaba con la gente de los caballos y Ara y Susana buscaban sitio para aparcar.
Finalmente nos reunimos los cinco en el punto de encuentro y la gente de la empresa del paseo a caballo vino a por nosotros.
Una vez en las cuadras, nos asignaron un caballo a cada uno y nos dieron las directrices básicas para poder conducir al animal convenientemente.
A mí me tocó un bonito ejemplar de color negro con el que rápidamente hice buenas migas. Se dejaba llevar, y me obedecía desde el principio.
Estuvimos paseando por la playa, mientras el sol poco a poco iba cayendo por el horizonte. Lo mejor fue cuando, a la vuelta, pude poner a galopar a mi caballo. Fue una gran sensación: saber que aquella bestia me obedecía, y correr por la playa viendo atardecer. Creo que aquello fue lo mejor de todo el viaje.
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Nuestras amazonas preparándose para el paseo a caballo |
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Ara recibiendo instrucciones |
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Yo aprendiendo a montar |
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Paseando por la playa |
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Susana a caballo |
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Paseando a caballo |
Terminado el paseo, volvimos a nuestro apartamento, que, tengo que destacar, probablemente fuera el mejor alojamiento de todo el viaje.
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Al llegar al apartamento, disfrutamos de los últimos instantes de luz desde la ventana |
Nos duchamos y fuimos en busca de un lugar para cenar, lo que fue algo complicado por las horas y por no querer pasarnos de presupuesto... Aunque al final encontramos un lugar aceptable.
Cansados por el intenso día, tras cenar y dar un breve paseo por las estrechas callejuelas de Essaouira, nos fuimos a dormir.
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Callejuela de Essaouira |
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