viernes, 5 de julio de 2024

Marruecos 2024: Día 4 (30 de abril de 2024)

La idea original de aquel día era desayunar e ir a echar un vistazo al zoco de Agadir, que estaba cerca de nuestro hotel, para luego regresar y ver algo de la ciudad.

Con eso en mente, ni siquiera me llevé a primera hora mi cámara de fotos. Aunque, como tantas veces, una cosa es lo que se planea y otra lo que finalmente ocurre.

El sitio pensado para desayunar estaba cerrado, así que improvisamos en el primer sitio que encontramos que nos daba desayuno. Y luego, la visita al zoco se alargó hasta el tedio, una vez más... No entiendo la obsesión de mis amigos con pasar horas y horas en los zocos viendo una y otra vez las mismas mercancías... Así que, finalmente, tuvimos que cancelar ver Agadir, porque el tiempo se nos echaba encima: esa tarde teníamos reservado un paseo a caballo en Essaouira, y no podíamos llegar tarde, so pena de perder la reserva.

La única foto que tomé en Agadir: el infame lugar de entrada al zoco (que queda a mi espalda)

Así que, tras pasar la mañana en el zoco de Agadir, pusimos rumbo a Essaouira. A la hora de comer paramos en una especie de área de descanso que vimos, y tomamos algo rápido. A partir de ahí, yo continué conduciendo y Araceli se subió a la moto de Rober.

Paisajes atlánticos entre Agadir y Essaouira

Una bonita playa desierta

Los moteros frente al Atlántico

Ara junto a una desvencijada moto que estaba en aquel lugar

Rober en su moto

Las chicas posando con las motos frente al Atlántico

Foto de grupo en la costa atlántica

Rober

Euge

Euge volando

Paramos en una icónica vista costera, y, como había cierta prisa, seguimos adelante. Y aquí sucedió algo: en un tramo de carretera con línea continua, un coche muy lento me dio paso, y como había visibilidad, lo adelanté. Mala decisión: unos metros más adelante me esperaba la policía.

La policía nos paró y me explicaron que, por adelantar en línea continua me multaban con 200DH (unos 20€), que, muy nervioso, pagué sin rechistar. Lo peor de aquello es que nos hicieron perder mucho tiempo.

Ara posando junto a un camello mientras yo estaba hablando con mis amigos policías

Haciendo tiempo mientras yo saldaba cuentas con la policía

En cuanto nos pudimos poner de nuevo en marcha, tuvimos otro contratiempo: íbamos por una carretera de montaña, sin posibilidad de adelantar y, delante nuestro, un camión a una velocidad de 20-30 Km/h... Y después de la experiencia anterior, yo no me la iba a jugar otra vez.

Así que, a Essaouira llegamos con una media hora de retraso... afortunadamente nos dio tiempo a llegar al apartamento y a la excursión a caballo.

Como decía, llegamos apurados, pero llegamos. Euge y yo fuimos al apartamento, mientras Rober hablaba con la gente de los caballos y Ara y Susana buscaban sitio para aparcar.

Finalmente nos reunimos los cinco en el punto de encuentro y la gente de la empresa del paseo a caballo vino a por nosotros.

Una vez en las cuadras, nos asignaron un caballo a cada uno y nos dieron las directrices básicas para poder conducir al animal convenientemente.

A mí me tocó un bonito ejemplar de color negro con el que rápidamente hice buenas migas. Se dejaba llevar, y me obedecía desde el principio.

Estuvimos paseando por la playa, mientras el sol poco a poco iba cayendo por el horizonte. Lo mejor fue cuando, a la vuelta, pude poner a galopar a mi caballo. Fue una gran sensación: saber que aquella bestia me obedecía, y correr por la playa viendo atardecer. Creo que aquello fue lo mejor de todo el viaje.

Nuestras amazonas preparándose para el paseo a caballo

Ara recibiendo instrucciones

Yo aprendiendo a montar


Paseando por la playa


Susana a caballo

Paseando a caballo

Terminado el paseo, volvimos a nuestro apartamento, que, tengo que destacar, probablemente fuera el mejor alojamiento de todo el viaje.

Al llegar al apartamento, disfrutamos de los últimos instantes de luz desde la ventana

Nos duchamos y fuimos en busca de un lugar para cenar, lo que fue algo complicado por las horas y por no querer pasarnos de presupuesto... Aunque al final encontramos un lugar aceptable.

Cansados por el intenso día, tras cenar y dar un breve paseo por las estrechas callejuelas de Essaouira, nos fuimos a dormir.

Callejuela de Essaouira

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