lunes, 10 de noviembre de 2025

Viaje a Eslovenia, día 7: Velika Planina y Logarska Dolina

¡Hola de nuevo! Poco a poco el viaje a Eslovenia va llegando a su fin, y en esta entrada os contaré lo que hicimos durante el último día en Eslovenia, ya que al día siguiente partiríamos hacia Madrid.

Para este último día en tierras eslovenas, había planificado realizar dos excursiones, así que os contaré cada una de ellas:

Velika Planina: La primera ruta transcurre rodeando una montaña llamada Velika, y durante la excursión atravesamos bosques, llegamos a un encantador pueblecito cerca de pistas de esquí y después, otro bosque más.

Para llegar al punto de inicio, tuvimos que pagar 12€ en concepto de parking.

La ruta que seguimos es esta, que como podéis ver es circular, aunque he de decir que la primera parte se seguía sin ningún problema, pero que una vez llegados al pueblo, rápidamente la persona que grabó la ruta se separaba de los caminos marcados y nos hizo atravesar pistas de esquí y bosques sin ninguna señalización, por lo que tuvimos que seguir el GPS con mucha atención para no perdernos.

Aunque aún quedaba nieve, era meramente testimonial, y no nos supuso ningún problema. En general la ruta era muy disfrutable, y creo que las siguientes fotografías lo demuestran.













Acabada esta primera excursión, nos montamos en el coche y fuimos hasta el inicio de la segunda y última ruta de aquel día.

Logarska Dolina: Este valle es, probablemente, el lugar más bonito de cuantos visitamos en Eslovenia. Así que no está nada mal, para acabar con las excursiones, hacerlo en un sitio como este.

Entrar en el valle implica pasar una barrera de peaje, que costó 10€. Pero mereció la pena.

La ruta que tenía planificada iba hasta la cascada Rinka, y después subía por la montaña hasta llegar a un refugio.

Podéis encontrar esta ruta aquí. Sobre la ruta he de decir alguna cosa: en general era fácil, aunque una pequeña parte era complicada, ya que exigía subir por piedra descubierta ayudándose de cables de acero incrustados en la roca. Si el clima es demasiado frío y hay algo de hielo no la recomendaría hacer. En nuestro caso no hubo mayor problema porque no había ni rastro de la nieve de los días anteriores.














Por otro lado, una vez que empieza la subida complicada de la que hablaba antes, yo guardé la cámara y el móvil por culpa de mi vértigo. No hay fotos de esa parte de la ruta. Se llega a un bonito bosque que hay que atravesar hasta llegar al refugio final (aquí podría haber vuelto a sacar fotos, pero estaba cansado y quería terminar la ruta, así que me guardaré esas imágenes únicamente en mi cerebro). Pero, si no se quiere realizar esta parte, os digo que es perfectamente evitable, ya que llegar al refugio no supone encontrarse con ningún paisaje espectacular: allí no hay ninguna vista que merezca la pena.

En nuestro caso, si llegamos hasta el final e hicimos la ruta completa fue más por mi propia cabezonería: después de no haber sido capaz de llegar ni a la cumbre del Monte Viševnik ni al nacimiento del Río Soca, no me quería retirar de otra ruta, siendo además esta la última del viaje.

En cualquier caso, la última parte era muy empinada y se nos hizo larga. Pero la hicimos. Después, bajamos por donde habíamos subido, y, una vez llegados al aparcamiento, nos dispusimos a volver a Ljubljana. Aunque hicimos una pequeña parada justo antes de salir del valle para tomar algunas fotografías de esa preciosa carretera que se pierde en las montañas, así como de las extrañas vacas peludas que pastaban tranquilamente allí.







Espero que os hayan gustado las fotografías que he puesto de Eslovenia. En la próxima entrada os contaré el retorno desde Ljubljana a Venecia y podréis ver fotografías de la bella ciudad italiana. Aunque eso ya será en otro momento.

Pero, antes de terminar este texto, quería hacer notar una cosa de la que no he hablado en esta serie de entradas: y es que me llevé un calzado que, desde el primer día, me hizo sufrir de lo lindo. Terminé el viaje con unas llagas bastante dolorosas en los talones de ambos pies. Creedme que hacer casi 100Km. a pie por estas montañas, con los pies en esas condiciones, no es nada fácil. Intenté poner algo de remedio, pero el dolor estuvo ahí todo el rato todos los días, desde el primero.

Las heridas han tardado en cicatrizar casi un mes completo, no es exageración: la diabetes que padezco a veces implica estas cosas. Es habitual un incremento en el tiempo de cicatrización en heridas en las extremidades inferiores. Ha sido bastante duro...

Por eso, cuando terminamos esta última ruta y volvimos al hotel, decidí dejar allí las botas que tanto me habían hecho sufrir. Esas botas se quedaron en un hotel en medio de ninguna parte de Eslovenia y nunca retornaron conmigo a Madrid.

Las causantes de tanto sufrimiento que terminaron siendo abandonadas...


¡Gracias por leerme!

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