Me desperté temprano y tras desayunar puse rumbo a Los Gigantes. Allí, tras ver los impresionantes acantilados, decidí contratar una excursión en barco, otra vez.
Esta vez era más cara, pero incluía la comida, así que al final salía bien de precio.
La tripulación era bastante simpática y me indicaron bien qué fotos hacer.
Hoy sí que pude disfrutar de ballenas bien cerca.
A la vuelta, quise ir a una playa, pero cuando llegué se había nublado y la temperatura había bajado mucho.
Me tomé un café y partí a casa. Una vez aquí probé la piscina... Y nada más por hoy.
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