Lunes, 10 de octubre: el día elegido para visitar las archiconocidas ruinas de Pompeya. La idea era llegar allí desde Nápoles yendo en tren... Pero tenemos la mala suerte de que esa mañana hay una huelga que deja sin servicio la línea transvesubiana que nos interesa.
Tenemos que improvisar, e ir hasta la localidad cercana de Torre Annunziata, y desde allí en autobús hasta las excavaciones. Dejamos los equipajes a buen recaudo en la estación de tren de Pompeya, y nos dirigimos a las ruinas.
Una vez allí, exprimimos el escaso tiempo que teníamos para ver los principales monumentos rescatados de la prisión de cenizas volcánicas que los guardó durante casi 2000 años.
Anfiteatro, Vía de la Abundancia, Teatro Grande, Termas, Foro, Lupanar, Templo de Apolo... lugares magníficos todos ellos que nos hacen ver que, las tecnologías han cambiado mucho, pero que la esencia, la humanidad, sigue siendo la misma hoy que hace dos milenios.
La mañana acababa, y debíamos apresurarnos para visitar Herculano.
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