Continúo narrando el viaje por los Dolomitas: llegó el segundo día de viaje, en el que teníamos previsto realizar la primera de las tres grandes excursiones de senderismo.
Esta ruta nos llevó desde el Passo Tre Croci al Lago di Sorapis. Este lago es un lago glaciar, enclavado en el interior de un circo, y para llegar a él hay que subir bastantes metros de desnivel.
La ruta comienza siendo muy sencilla, atravesando un bosque de coníferas, que, poco a poco, va dejando paso a arbustos y roca desnuda, según vamos aumentando la altura.
Mientras paseábamos entre los pinos, se podían observar poderosas montañas como esta |
Ruta del lago de Sorapis Los Dolomitas Italia | Viajamosjuntos.net
Con más pena que gloria, logramos terminar la ruta, pero, cuando llegamos al Lago di Sorapis, tuvimos una gran decepción... ¡El lago estaba prácticamente seco! No habíamos contado con que este viaje lo estábamos haciendo a finales de verano... y, claro, un lago glaciar, cuya única fuente de agua es la nieve derretida, tiene poco futuro después de la estación estival. Una pena, porque habíamos visto fotos de este lago en Internet y cuando tiene agua es realmente precioso.
Intenté sacar una panorámica vertical desde el mejor punto de vista que pude para que el lago se pareciera lo máximo posible a un lago... No sé qué os parecerá el resultado:
Aún sin haber asimilado que todo el esfuerzo que había supuesto llegar al Lago di Sorapis no había servido de mucho, y pensando en que ahora había que volver por el mismo camino, asomado al precipicio, quedando éste ahora a la derecha (que para mi vértigo particular, es aún peor), nos sentamos unos minutos en el cercano Rifugio Vandelli y contemplamos el paisaje. A lo lejos se podía observar el Lago Misurina, al cual nos acercaríamos esa misma tarde, y las míticas Tre Cime di Lavaredo, a donde acudiríamos al día siguiente.
La bajada, aunque para mí volvió a ser difícil, transcurrió sin novedades (y sin fotos por mi parte), y, una vez de nuevo en el Passo Tre Croci, aprovechamos para comer, y montarnos en el coche para dirigirnos al Lago di Misurina.
Este lago está completamente rodeado de tiendas de recuerdos, hoteles y restaurantes. Un paraíso para los vendedores de baratijas. Y, esta vez, el lago sí que tenía agua... Una pena que, aunque seguía siendo un bonito lago, no tenía nada que ver con lo que debería haber sido el Sorapis.
Tras dar una vuelta alrededor del lago, y hacer alguna que otra compra, debíamos poner rumbo al Passo Giau, última visita programada del día. Pero Maida tuvo la mala suerte de perder en algún momento sus gafas de sol, así que decidimos primero ir a Cortina d'Ampezzo a comprar unas nuevas gafas. Yo también piqué y compré unas para mí: se me había olvidado traérmelas, y nos estaba haciendo tan buen tiempo, que las necesitaba.
Tras la parada en la bonita localidad de Cortina d'Ampezzo, esta vez sí que nos dispusimos a ir a Passo Giau, un puerto de montaña con un montón de curvas "tornantes", que, una vez aparcado el coche, nos ofrecía multitud de caminos y posibles rutas.
Como ya no íbamos bien de tiempo, y el día estaba a punto de finalizar, no nos alejamos mucho. Aun así, pude obtener unas cuantas imágenes de gran belleza. Juzgad vosotras mismas:
Ya con la noche pisándonos los talones, volvimos a Cortina d'Ampezzo, donde sólo nos dio tiempo a dejar las cosas en el hotel y cenar antes de acostarnos para descansar lo máximo posible: al día siguiente teníamos programado hacer otra ruta larga de senderismo en las míticas Tre Cime di Lavaredo.
Pero eso será asunto de la próxima entrada. Gracias por leerme.
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