¡Hola de nuevo!
En la entrada de hoy, os contaré el recorrido que hicimos en mi segundo día de las vacaciones de primavera.
El día comenzó en Porto Ota, y terminó en la capital de Córcega, la ciudad de Ajaccio.
La idea era realizar una excursión por el interior de Córcega, cerca de la localidad de Corte, que está a unos 85 Km. La pega era que, nada más empezar el viaje, reparamos en que teníamos poca gasolina en el coche... Me tocaba conducir a mí, y mirando en Internet, no teníamos ninguna gasolinera de camino. Apliqué mis conocimientos de conducción ahorrativa, y, con mucho estress, nervios y paciencia, conseguí llevar el vehículo hasta Corte, cuando según el ordenador de a bordo teníamos gasolina para solamente otros 10 Km. Realmente lo pasé mal, y cuando vi la gasolinera, fue igual que si hubiera visto un oasis en pleno desierto. Afortunadamente, todo quedó en anécdota.
Una vez en Corte, con el depósito lleno, nos dispusimos a realizar una pequeña excursión por los "Gorges du Tavignanu" (algo así como las Gargantas del río Tavignanu). La excursión transcurría a la vera de este río, y nos mostraba un bonito paisaje forestal, que a mí me recordó mucho a los paisajes que podemos ver al sur de Gredos. Tras llegar al puente de Russulinu, dimos media vuelta y volviendo sobre nuestros pasos, regresamos a Corte. En total, hicimos unos 15 Km.
Durante la ruta hice unas cuantas fotografías, de las que destaco las siguientes:
Como la ruta la empezamos más tarde de lo esperado por culpa de tener que ir bastante despacio para ahorrar combustible, también finalizamos después de lo que teníamos pensado; así que, poco más podíamos hacer aquel día, ya que teníamos que llegar a Ajaccio, que era donde teníamos reservado alojamiento. Nos quedaban otras 2 horas de camino.
Llegamos a Ajaccio cuando estaba cayendo el Sol, sin posibilidad de que nos diera tiempo de ver el atardecer en las "Islas Sanguinarias", lo que me frustró un poco, ya que había visto y leído sobre lo bonito del atardecer en ese lugar, y lamentablemente nos lo perdimos, ya que al día siguiente no estaríamos allí.
De este segundo día, poco más que contar: tras acomodarnos en nuestro alojamiento (que, por cierto, creo que fue el peor de todo el viaje), nos fuimos a la zona céntrica para buscar sitio donde cenar.
Al día siguiente tocaba, de nuevo, madrugar: ya que el plan exigía exprimir al máximo el tiempo antes de abandonar la isla... Pero eso lo contaré en la próxima entrada.
¡Gracias por leer hasta aquí!
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