El viaje a los Dolomitas era un viaje muy esperado por múltiples razones, aunque lamentablemente todo se vino un poco abajo cuando el lunes por la mañana me dieron la triste noticia del fallecimiento de un amigo. Como os podréis imaginar, el viaje ya estuvo condicionado para mí por ese fatídico hecho.
Sé que mis fotos, en general, no le gustaban demasiado a Juan; pero bueno, como es lo mejor que sé hacer, quiero dejar por escrito que le dedico a él, allá donde esté, todas las fotos que publique de estas vacaciones. Te echo de menos, amigo.
Yendo de nuevo al asunto de este texto, una vez que yo ya estaba en Italia junto a Maida, no podía hacer nada, así que continuamos el viaje tal y como estaba programado. No sé si para bien o para mal, las fotos que realicé durante el viaje las hice como si fuera un autómata: y es que la tristeza que sentí durante todo lo que duraron estas vacaciones me impidió prestar la atención que quizás hubiera puesto en una situación normal. Quién sabe, igual así salieron mejores fotos que en otras circunstancias; eso nunca lo sabremos.
Sea como sea, llevamos la programación del viaje que habíamos diseñado antes de partir de España de forma bastante estricta, aunque tuvimos que improvisar alguna que otra vez debido a diversas circunstancias.
La primera jornada comenzó cuando despertamos en el hotel junto al aeropuerto en el que pasamos la noche tras haber aterrizado bastante tarde la noche del domingo. Lo primero fue recoger el coche de alquiler (un fiat 500X), y, nada más tenerlo en nuestro poder, ponernos rumbo al primer destino: La Marmolada, que se encontraba a unos 500Km. de distancia, por lo que no teníamos tiempo que perder si queríamos cumplir con la agenda.
Primera parada para hacer fotos: La Marmolada |
El tercer integrante del viaje, nuestro flamante coche |
Tras una breve parada para hacer fotos a La Marmolada, nos dispusimos ir al funicular que nos permitiría subir a esta impresionante mole, la más alta del sistema dolomítico... Pero no pudo ser: la temporada del funicular acababa el día 12 de septiembre, y nosotros habíamos ido allí el día 13. Nos dio mucha rabia que por sólo un día no pudiéramos subir, pero estas cosas pasan, y también fue un poco culpa nuestra no asegurarnos de que estaba abierto antes de presentarnos allí.
El caso es que algo debíamos hacer... Así que decidimos buscar en Wikiloc una excursión que empezara donde estábamos y que nos permitiera ver La Marmolada más o menos bien, sin usar el funicular. Nos pareció encontrar una, y nos dispusimos a seguirla: segundo error del día. Si veis que una ruta sigue una línea recta perfecta, empezad a sospechar que algo no es como debería ser. En efecto: en el primer momento no nos dimos cuenta e intentamos seguir esa misteriosa línea recta, hasta que vimos la verdad (y yo me sentí como un idiota...): la persona que había grabado la ruta se había subido previamente al funicular para empezar a andar allí; nosotros estábamos siguiendo los cables del funicular, que, claro, son una línea recta. La cara de tonto que se me debió quedar cuando levanté la cabeza y vi los cables del funicular, y miré cómo habíamos empezado a subir una pendiente de ángulo imposible cuyo destino era una pared vertical debió ser digna de ver... Por suerte, Maida no me fotografió.
Después de esta anécdota, volvimos a donde habíamos aparcado el coche, comimos y re-pensamos nuestras opciones para no perder la tarde. Y, buscando en Internet, encontramos un destino que no se encontraba lejos y que parecía que tenía buena pinta. Así fue como nos fuimos hasta el Passo Pordoi, y desde allí hicimos un paseo de unos 4Km. (de ida) hasta el Rifugio Viel dal Pan.
De esta excursión improvisada, destaco las siguientes imágenes:
Como podéis ver, la segunda improvisación del día, esta vez, nos salió bien. Los paisajes que nos descubrió esta ruta me parecen realmente impresionantes, y, si esto era algo que no entraba dentro de lo imprescindible para el tiempo que teníamos de viaje, ¿cómo sería el resto?
Ignoro cómo me habría sentido viendo los paisajes desde La Marmolada, pero este sustituto de última hora no me decepcionó en absoluto, y me hizo olvidar la frustración por haber llegado un día después del cierre de temporada del funicular.
Una vez hecha esta ruta, ya no nos daba tiempo a mucho más, el Sol estaba a punto de ocultarse, así que nos dirigimos hasta la localidad de Alleghe, muy cerca del sitio donde pasaríamos esa noche. En Alleghe deberíamos habernos entretenido un poco más en ver su famoso lago, pero como llegamos con la noche casi instalada, nos asomamos al lago, hicimos una foto, y nos fuimos a buscar dónde cenar.
El lago de Alleghe. Con más luz de la que había en realidad, gracias a que fui capaz de hacer una foto a pulso con apertura 1/4seg. |
Una vez encontrado un lugar donde cenar, fuimos hasta nuestro hotel, y nos dispusimos a descansar. Había sido un día duro y difícil. Además, al día siguiente había planeada una ruta larga y complicada; pero eso será algo de lo que hablaré en la próxima entrada del blog.
Muchas gracias por leerme.